CAPÍTULO 6
(Lulai)
Después de que salieran del bar Jack no le dio tiempo ni para quejarse por la pelea que había sucedido dentro. Miró a Jessica con sus ojos oscuros y con suma ternura le preguntó si esa noche iría para verlo tocar.
—Para mí es importante que vengas —le había dicho con sinceridad y a Jessica se le había olvidado por qué estaba molesta.
Sonriendo le aseguró que no se lo perdería por nada del mundo, pero que tendría que llevar a Emy ya que era la única forma de que su padre la dejase salir tan tarde. Jack la acercó contra su cuerpo para besarla a gusto. Más pronto que temprano, él la dejó frente a su casa con la promesa de que se verían en el bar y se fue, no sin antes robarle un par de besos más.
***
Emy apareció en la casa de Jessica tan solo media hora después que ésta le hubiese avisado de los planes para la noche. Traía con ella una pequeña maleta que, según ella misma, contenía todo lo necesario para prepararse. Entre las dos pasaron lo que quedaba de la tarde probando atuendos y riéndose como hacía tiempo que no hacían.
Para las ocho ya estaban más que listas, cada una vestida, maquillada y peinada perfectamente. Jessica llevaba un sencillo vestido morado de corte princesa y falda suelta que le llegaba a medio muslo, lo complementó con unas lindas sandalias grises con algo de tacón y una chaqueta liviana por si hacía frio. Emy estaba completamente de negro con unos pantalones de cuero y una blusa monísima, pero teniendo en cuenta el tono rojo de su cabello, que hacía que su atuendo brillara, estaba estupenda.
Al bar llegaron temprano de forma que Jack, que las esperaba en la puerta, pudo dejarlas agradablemente acomodadas en una de las mesas cerca del escenario antes de irse a terminar con los preparativos.
—¿Puedo servirles algo? —Jessi y Emy, que hasta el momento habían estado riendo en susurros, levantaron la cabeza al escuchar la voz de Richard.
—Hola... —saludó Emy asombrada de encontrarlo justo allí, pues Jessica no le había contado sobre la pelea de aquella tarde no queriendo aumentar la desconfianza que Jack generaba en ella.
—Queremos unos refrescos. —Ella le dio una pequeña sonrisa pidiéndole disculpas por todo lo sucedido aquella tarde.
Richard le devolvió la sonrisa antes de darse la vuelta e ir por su pedido. Jack volvió a aparecer segundos después, el bar ya se había llenado y no faltaba mucho para que comenzaran a tocar, por lo que él aprovechó a quedarse unos minutos con ellas en la mesa. Por suerte para Jessi, fue otra de las camareras quien les sirvió las bebidas; no tenía ganas de ver otro enfrentamiento entre los dos chicos.
—Ya es hora. —Jack se puso en pie y se agachó para robarle un beso a Jessica antes de alejarse.
Ella solo pudo quedarse mirando como él subía el escenario y tomaba la guitarra tal cual había hecho aquella tarde. Y cuando comenzó a sonar la primera canción, se perdió otra vez. Solo habían sido dos ocasiones, pero Jessi ya había determinado que le encantaba verlo tocar, tan compenetrado en la música que parecía ser parte de ella.
Media hora después, Jessica se encontraba tan concentrada babeando por el moreno, que no notó cuando su amiga se levantó de la mesa y se encaminó hacia la barra.
***
Richard se tomó de un trago el chupito de tequila y rechinó los dientes mientras veía a Jessica observar con fascinación al niñato aquél. Nunca llegaría a entender qué era lo que tenían los músicos que parecían revolucionar a las féminas. No solo era Jessica, todas las chicas en el bar parecían suspirar por alguien del escenario. O tal vez era solo su idea. Sacudió la cabeza y volvió a llenar el vaso, dispuesto a tomarse otra copa.
—Deja de tomar tanto alcohol o no podrás ni sostener la bandeja, aunque la misma esté vacía —le dijo Ryan cuando pasó por detrás de él.
—Cierra el pico. —Fue todo lo que contestó para luego vaciar el chupito nuevamente. Su hermano se encogió de hombros y siguió con su trabajo.
—Hey... ¿Me invitas una copa de eso que tomas? —Richard levantó la mirada para encontrarse con la amiga de Jessica recargada en la barra. Se llamaba Emy, si mal no recordaba.
—¿Tienes edad para beber? —la cuestionó con el ceño fruncido.
—¿Y tú? —La pelirroja le sonrió con picardía.
—Touché —admitió antes de buscar otro vaso y servirle.
Ella cogió el vaso llevándose a los labios con lentitud y Richard no pudo evitar mirárselos, como tampoco pudo evitar mirar hacia abajo siguiendo el camino de una gota perdida que iba desde el cuello a hasta perderse en el generoso escote.
«¡¿Pero en qué diablos estás pensado?!», se reprendió mentalmente. «A ti te gusta Jessica». Alzó la cabeza con rapidez fijando la vista más allá del hombro de la joven, con tanta suerte que se encontró viendo como Jack, aprovechando el descanso que había hecho la banda, tenía a Jessica atrapada en un beso demasiado apasionado. De su pecho salió un gruñido sordo, mientras volvía a mirar hacia abajo, hacia Emy que le sonreía.
—Ehh... ¿Quieres ir a un lugar más tranquilo? —le preguntó antes de poder contenerse, dejando hablar por él, al alcohol que corría por sus venas.
Cuando ella asintió entusiasmada, se apresuró a decirle a su hermano que se tomaba un descanso.
***
—¿Y tu amiga? —cuestionó Jack sin soltarla de la cintura.
Se encontraba pletórico por la forma en que Jessica le demostró cuánto le había gustado el show. Ella sola se había colgado de su cuello en el mismo momento en el que había bajado del escenario y él no desaprovechó tan gran muestra de cariño.
Jessica miró hacia atrás encontrando la mesa vacía, frunció el entrecejo antes de escanear los alrededores en busca de la característica melena de Emy, pero no la halló por ninguna parte. ¿Dónde se habría metido?
—No sé en qué momento se ha largado —confesó con las mejillas encendidas—. Estaba un poco distraída.
—¿Sí? —Jack sonrió abiertamente—. ¿Qué te tenía tan embelesada?
—Hey... Dije distraída no embelesada. —Ella lo golpeó en un brazo de forma juguetona—. Tengo que ir a ver dónde se metió esta niña.
—Bien, te ayudo que todavía falta un rato para volver a empezar. —La liberó de su agarre, pero mantuvo una de sus manos en la baja espalda de ella guiándola por entre la multitud.
—Deberíamos dividirnos —dijo ella, y al ver la indecisión en él, agregó—: Va a ser más rápido.
A Jack no le quedó más que estar de acuerdo. Rápidamente decidieron que él iría a ver fuera mientras ella revisaba en el servicio de mujeres. A Jessica no le costó mucho llegar hasta allí y por suerte no estaba muy lleno por lo que fue fácil determinar que Emy no estaba allí. Salió al pasillo pensando dónde más se podría haber metido cuando escuchó su risita viniendo del fondo del mismo pasillo.
Caminó hasta la puerta que rezaba “Solo personal autorizado”, la cual no estaba cerrada del todo sino que había una franja de algunos centímetros por donde se podía ver el interior de lo que parecía ser una sala de estar con un sofá. Nada de eso le llamó la atención, lo que si la dejó paralizada fue lo que sucedía en ese sofá.
¡Emy estaba besando a Richard! «¡Qué beso ni que beso, eso es un morreo en toda regla!», le gritó su consciencia. Emy estaba semirecostada sombre el sofá con Richard suspendido sobre ella. Sus bocas se comían la una a la otra y sus manos parecían luchar para ver quien abarcaba más piel del otro.
—¡Emy! —El nombre surgió de su boca como un grito
ahogado.
Richard se levantó de un salto y se la quedó mirando
asustado, mientras que su mejor amiga se irguió acomodándose la ropa
tranquilamente. Jessica no sabía qué pensar. Por un lado, se sentía una
estúpida por creer por un segundo que Richard de verdad iba en serio con todo
lo que le había dicho. Y por el otro, no podía creer que justamente Emy, que
sabía todo lo que ella sentía, le hiciera algo como eso.
—Jessica... —Richard avanzó un paso hacia ella, pero Jessi se alejó poniendo sus manos en alto.
—Ni me hables —le rugió sin dirigirle ni una mirada—. No quiero verte.
Él agachó la cabeza y salió de allí sabiendo que la había cagado. Cuando estuvieron a solas, las dos se enfrentaron en una mirada silenciosa.
—Tú... —dijo Jessi presa de la impotencia.
—¿Yo qué, Jessica? ¿Qué vas a reclamarme? —le preguntó con soberbia Emy poniéndose de pie—. ¿Acaso no estás con Jack?
—Yo...
—Tú... Yo... ¿Acaso es todo lo que vas a decir?
—¿Por qué? —pronunció con un nudo en la garganta.
—Porque me gusta desde hace años, pero nunca lo notaste. Quise ser buena amiga y dejé que fueras tú quien se lo quedara —explicó con enojo—. Eres tan estúpida que no te das cuenta de que estás dejando ir a un buen chico por andar con ese... Así que pensé que era hora de que hiciera algo ya que tú parecías no quererlo para ti. —Hizo un gesto de indiferencia como si lo que había hecho fuera una tontería.
—¡Podrías habérmelo dicho! —rugió Jessica desbordada.
—¿Decírtelo? —Emy rompió a reír de forma irónica—. Te crees que todo gira entorno a ti, Jessica. ¿Qué diferencia hubiera hecho que te hubiera confesado mis sentimientos hacia él?
—Mucha... Hubiera hecho "la diferencia" —le dijo con voz compungida.
Salió de allí antes de que ella pudiera ver las lágrimas que le rodaban por las mejillas. Lágrimas de impotencia e indignación. Indignación porque era consciente de que su amiga tenía toda la razón y de que ella había sido hasta ahora, una completa egoísta.
Fue tan apurada su salida, que se llevó por delante a alguien.
—Lo siento —murmuró entre el llanto.
—Hey... —De pronto se vio rodeada por uno reconfortantes brazos que ya le eran conocidos—. ¿Qué te sucede, nena? —Jack la tomó del mentón para que le mirara—. ¿Por qué lloras?
¿Cómo le explicaba lo que acababa de vivir?
1 comentario:
Buenass.
Estoy vago, vago, vago.
Tenía pensado hacer un post pero luego he decidido haceros una visita, que os tengo muy abandonados últimamente y no es cuestión.
También aconsejaros que os protejáis mucho contra el sol porque están cayendo rayos y centellas solares, mañana más.
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