CAPÍTULO 9
(Natalia Serna)
Alrededor de las cinco de la mañana, Jack dejó a Jessica en la puerta de su casa despidiéndose con un tierno beso como solía hacer cuando la dejaba. Como también siempre hacía, Jack esperó a que ella estuviese dentro de la casa para marcharse. A punto de cerrar la puerta, Jessica se despidió de él con un gesto de la mano y una sonrisa, cerrándola después. Actó seguido, Jack se puso el casco, arrancó su Harley Davidson, y se marchó de allí.
Tras oír como Jack se alejaba, Jessica, apoyada contra la puerta principal, intentó serenarse y recobrar la compostura. Mientras subía las escaleras no dejaba de pensar en todo lo que había vivido esa noche. Como, por ejemplo, la canción que, a solas en su habitación, le había tocado Jack. Recordaba su voz, cada una de las notas musicales que la acompañaban y que, por un momento, le hicieron olvidar el instante en que vio a su mejor amiga besando a Richard, el chico del que estaba, o al menos creía, enamorada. Ya en su habitación, Jessica se quitó la ropa, se puso el pijama, cogió su Ipod y se tumbó sobre la cama. Recostada sobre la misma, buscó una de sus canciones favoritas entre las más de cien que tenía en el aparato y que en momentos así, le hacía desconectar de la realidad y, mientras las notas de "Nothing else matters" de Lucie Silvas sonaban en sus oídos, Jessica se fue quedando poco a poco dormida hasta perder la noción del tiempo.
***
Mientras Ryan contaba el dinero que había hecho de caja aquella noche, Richard recogía el local junto con Marga y Cristina, dos chicas de veintiún años que trabajaban junto a su hermano durante toda la semana. Mientras estaba barriendo, Richard recordaba cada detalle de la conversación que había tenido con Noelia hacía unas pocas horas. Aún seguía preguntándose si había hecho bien en revelarle tantos, quizás demasiados, datos sobre Jessica como también se preguntaba si había hecho bien en enrollarse con Emy para intentar darle celos a la muchacha. Todo con el objetivo de que dejara a Jack de una vez por todas y se fuera con él. Ni siquiera había conseguido que Jessica se quedara con él, sino todo lo contrario. Había logrado que ella se marchara echa una furia con Jack, dejándolo a él echo polvo sin saber qué hacer para solucionar el lio que había creado con su equivocada acción.
—No puede ser verdad lo que dices. —Recordaba Richard que respondió nada más terminar de contarle Noelia lo de aquel terrible episodio que había ocurrido un año atrás y en el que Jack era el protagonista. el culpable.
—¿Quieres que preguntemos a uno de sus colegas de por aquél entonces, que también estaba allí, para que te lo confirme? —le había preguntado Noelia—. Sé de uno de sus colegas que vio todo y que puede corroborar lo que te estoy diciendo:
—No estoy diciendo que mientas —había soltado intentando excusarse—, solo es que es demasiado... fuerte y poco creíble.
—No te estoy mintiendo, Richard. —le había respondido ella, intentando convencerle—. ¿Vas a dejar que a Jessica le pase lo mismo que le pasó a aquella chica?, ¿tan poco la quieres?
Aquellas preguntas no dejaban de repetirse en su cabeza. Si todo aquello era verdad, Jessica corría peligro al lado de Jack y ella no lo sabía.
—¿Vas a pensártelo? —dijo una voz familiar que le despertó de sus pensamientos.
—¡Luc! —le contestó Richard—. No te he escuchado llegar, estaba pensando en mis cosas.
—Espero que esos pensamientos sean para unirte a la banda —dijo Luc guiñándole un ojo—. Tienes una gran voz y nosotros necesitamos un cantante. ¿Qué tienes qué pensar? Te gusta cantar, lo sabes, así que, no veo la complicación aquí.
—Está bien, lo tendré en cuenta —contestó finalmente tras suspirar—. Deja que mañana me lo piense mejor y te digo cosas el lunes.
—Espero tu llamada entonces —dijo despidiéndose de él tras palmearle la espalda.
Richard sonrió mientras Luc se marchaba. Aptó seguido, continuó limpiando el local sin dejar de pensar en todo lo que le había dicho Noelia y en la propuesta de Luc.
***
Después de haber dejado a Jessica en su casa, Jack dio un pequeño rodeo antes de llegar a la suya. Al llegar, aparcó su Harley Davidson, se quitó el casco, apagó el motor y cuando se dispuso a entrar, vio que Noelia le esperaba sentada en una de las sillas que tenía en el porche, mientras se fumaba un cigarrillo y lo miraba fijamente.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó cuando estuvo a su altura.
***
—Jessica —la llamó su padre para despertarla porque la comida estaba ya lista—. Vamos, cariño, son las dos de la tarde, ya está la comida en la mesa servida. ¿Tendrás hambre, no?
—Enseguida voy —le contestó ella con aspecto soñoliento—. Dame unos minutos y bajo.
Lucius no dijo nada más. Tan solo le dio un beso en la frente y salió de la habitación. Ya a solas, Jessica se quedó unos segundos tumbada en la cama. A su mente volvieron los recuerdos de la noche anterior; Jack... Emy... Richard... Respiró hondo y se levantó para bajar a comer. Tan solo se había puesto una camiseta de manga corta junto con el pantalón del pijama ya que no tenía pensado salir en todo el día ya que aún tenía demasiados deberes por hacer y, por supuesto, no había tocado un solo libro desde el viernes.
—¿Vas a salir hoy? —le preguntó Lucius al verla llegar.
—No, tengo deberes por hacer y además he de estudiar matemáticas para el examen del miércoles.
—Tienes aspirina en el botiquín por si te duele la cabeza por la resaca.
—¡Papá! —dijo medio enfadada—. Sabes que nunca bebo, no sé por qué me dices lo de la aspirina.
—Lo sé, hija —contestó el hombre—. Es que te veo mala cara y pensé que anoche habías hecho una excepción...
—Me acosté tarde —dijo interrumpiéndole y omitiendo algunos datos de la noche anterior—. Además, no he dormido muy bien.
—Si quieres contarme algo, cualquier cosa que te esté preocupando, ya sabes... —La animó.
—No pasa nada, tan solo son los nervios por los exámenes, por la selectividad que se acerca... Ya sabes, cosas de estudios. No te preocupes, estoy bien.
Lucius, tras asentir no muy convencido, se levantó de la silla para dejar en el fregadero su plato de comida, pero no sin antes darle primero un beso en la frente a su pequeña.
Al terminar de comer, Jessica recogió el resto de los platos que aún había sobre la mesa y luego, limpió la cocina mientras su padre veía las noticias en el salón. Al terminar, subió a su habitación para intentar estudiar un rato. Sin embargo, pasadas varias horas, Jessica desistió de la idea porque se dio cuenta de que no había avanzado ni dos páginas ya que no podía concentrarse.
Al no poder hacerlo, buscó el teléfono móvil en el bolso y, al verlo apagado por falta de batería, corrió a conectarlo al cargador. Esperó unos minutos hasta que pudo encenderlo. Después de poner el pin, empezaron a llegarle todos los mensajes que le habían enviado durante el tiempo que había estado el aparato apagado. Siete notificaciones de Facebook, dos menciones en Twitter, cinco correos sin leer y que solían ser de publicidad, y veintiocho mensajes de WhatsApp. Tan solo abrió este último donde vio los doce mensajes de Emy, que no quiso leer y los diez de Richard que tampoco quiso hacerlo. Iba a leer los cinco de Jack cuando vio que un número desconocido le había enviado también un mensaje.
«Jack no es lo que tú crees. No te conviene. Por tu bien, debes alejarte de él tanto como puedas».
Lo primero que pensó Jessica es que alguien le estaba gastando una broma, pero cuando el sonido del WhatsApp que le avisaba que le había llegado otro mensaje en ese momento procedente del mismo número, le hizo dudar.
«Creerás que es una broma pero no es así. Aléjate de Jack o algo terrible te pasará, al igual que le ocurrió a ella».
¿Ella?, ¿quién era ésa ella? ¿A qué se refería? Quiso responderle, decirle algo a esa persona anónima que quería alejarla de Jack, pero prefirió no hacerlo, no seguirle el juego, por eso eliminó todos los mensajes, bloqueó al usuario y luego apagó el móvil; la joven supuso que se trataba de alguna loca fan, que quería alejarla de él con mentiras para poder así conquistarlo sin que estuviera ella de por medio.
Con esa conclusión en mente, decidió olvidar el tema e intentar concentrarse de nuevo en los estudios.
***
Al día siguiente, y sin haber dormido casi nada, Jessica al llegar a clase vio que Emy, quien le estaba haciendo señas en cuanto la vio entrar por la puerta, le estaba guardando un sitio a su lado. Al no estar todavía preparada para enfrentarse a ella, optó por irse hasta la otra punta del aula y sentarse allí, evitando en todo momento el contacto visual con su amiga. Ésta, viendo que la ignoraba, le mandó un WhatsApp para ver si así conseguía hablar con ella de una vez.
Finalmente, Emy consiguió que Jessi le prestara atención, pues ésta le había respondido al mensaje donde le había pedido que la perdonara y que olvidara lo ocurrido con Richard. Jessica le había dicho que sí, que sería lo mejor, que pasarían página e ignorarían lo ocurrido.
No obstante, las cosas se enfriaron entre ellas y la relación tan estrecha que mantenían desde niñas no volvió a ser la misma, ni ese día ni en los días posteriores que le siguieron.
Con Richard apenas coincidió, y las pocas veces que lo hicieron, no mantuvieron ningún tipo de conversación ni contacto. Y, la verdad, ella se lo agradecía enormemente, pues, aunque le gustó el episodio donde conoció su faceta de cantante, una que realizaba con bastante maestría, seguía algo molesta y dolida, por lo ocurrido con Emy.
Sin embargo, con Jack todo siguió igual, nada cambió. Se siguieron viendo cada día a la hora de ir a clase, ya que él se encargaba de llevarla al instituto, tal como él le había ofrecido hacer. En cambio, durante el resto de la semana no pudieron quedar para citarse por las tardes como hubieran querido, ya que estaban oficialmente en épocas de exámenes y había mucho que estudiar, pero sí lo hicieron en cuanto llegó el sábado.
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