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lunes, 12 de octubre de 2015

Indecisa - Capítulo 20 (Encarni Maldonado)

Capítulo 20

 

(Encarni Maldonado)

 

¡Esa rubia estaba como una puta cabra! ¿Lo había apuñalado? Estaba harto de ese hospital y ya que iba a salir, iba una loca y le hincaba un cuchillo directamente en el estómago. Aunque le molestara admitirlo, tenía que ayudar a Richard, puesto que, al final, él solo había sido una víctima más de esa bruja desdeñosa.

El rubio y Jessica habían estado visitándolo, y apenas había podido hablar con ellos después de lo ocurrido. Debía de hablar con Richard para planear algo y mantener a Jess fuera de la vista de Noelia, pero sobre todo tenía que hablar con Jess y disculparse por su comportamiento esos días. Ese hospital había agriado su carácter, y no le gustaba ser ese nuevo Jack.

Suspiró y miró al techo.

Alguien tocó a la puerta, sin pedir permiso, la abrió. Elizabeth asomó media cabeza a través de ella.

Jack se puso rígido, esa mujer le imponía demasiado. Intentaba ver a Diana cuando ella estaba fuera, pues, después de todo, su hija estaba ahí por su culpa. No se habían enfrentado ni una vez, pero esa señora, las pocas veces que lo había pillado visitando a su hija, lo había mirado mal, desafiante. Pero Jack la entendía perfectamente.

—Creo que deberías saber… saber…—La señora dudó, después apretó los labios.

Elizabeth había odiado a ese chico, pero verlo postrado en una cama, como su hija hacía poco, no le reportaba ninguna satisfacción. Él había tenido la culpa de que Diana hubiese estado allí tanto tiempo, pero la pura verdad es que no parecía mal chico. Lo había visto llorar a escondidas en la habitación de su hija. Ella, antes de irse esa noche con él y tener el accidente, le había estado contando cosas sobre música, canciones y guitarras. Nunca la había visto más feliz. Y eso se lo debía a él, aunque o lo iba a reconocer, sería demasiado después de todo lo que había pasado, pero el chico tenía derecho a saber que ella había despertado de su largo letargo.

Jack tenía todos los miembros tensos, ya se imaginaba lo peor cuando Elly habló:

—Ella está despierta. Aún no puede recibir visitas, pero si quieres pasarte más adelante…

Jack se quedó boquiabierto, ¡eso era genial!

—¿Está bien? Quiero decir que… ¿tiene alguna secuela? —preguntó desesperado por saber algo.

—Aún es pronto para saberlo, pero todo indica que no. —Calló unos segundos, como Jack no parecía que fuese a decir nada por la conmoción en la que se encontraba, decidió irse.

Estaba a punto de cerrar la puerta cuando Jack la apeló:

—¡Espere, Elizabeth! —La mujer lo hizo, sin mirarlo a los ojos—. Gracias, de verdad, por decírmelo. Diana es importante para mí.

Elizabeth apretó los labios, sin saber qué decir. Al final, solo asintió levemente y se marchó cerrando la puerta.

 

***

 

Ahora que se había dado cuenta de que Jack no era tan mal tío, Richard no tenía tantos reparos en ir a visitarlo, e incluso con Jessica. La había llevado a su casa después de todo el alboroto que había ocasionado la loca esa; ahora solo faltaba que la policía la pillara por intento de asesinato.

Jack la había denunciado, pero, aunque habían estado en su casa, Noelia había desaparecido del mapa, y ni sus padres ni su hermano mayor sabían dónde se encontraba. No es que le hubiesen contado nada, pero lo había visto por la tele. Ahora se dirigía al hospital de nuevo. 

Jack lo había llamado con urgencia, y estaba sumamente intrigado. Había dejado a Jessica a buen recaudo, con Lucius, y por el bien de ella, sabía que no la dejaría salir sola sin su compañía.

—Cierra la puerta —le dijo Jack nada más entrar. Richard lo hizo—. ¿Qué sabes de Noelia?

—Bien poco, pero lo más importante es que, pese a tu denuncia, no está en la comisaría ni nada parecido…

 

***

 

Jessica no se podía creer lo que había pasado; todo esto era demasiado irracional, demasiado irreal. Diana, Noelia, Richard, Jack, ella misma…

Se había dispuesto a dormir después de que Richard insistiera en acompañarla a casa después de regresar del hospital, pero no lo había conseguido. No podía dejar de pensar en que, si Noelia hubiese empujado más su cuchillo, y que, si ella no hubiese llegado en ese momento, Jack estaría muerto. Después de todo, agradecía la extraña presencia de Richard en el hospital, puesto que él había sido quien había llamado al doctor… No le había preguntado por ello, pero tenía bastante intriga en saber qué estaba haciendo Richard allí si tanto odiaba a Jack, es más le había parecido muy preocupado por él.

De repente, sintió un estruendo en el piso de abajo.

Se levantó y abrió la puerta de su habitación.

—¿Papá? —preguntó, pero nadie contestó.

Frunció el ceño, esto no era normal. Aunque estaba descalza, bajó las escaleras al piso de abajo, a la carrerilla. No pudo hacer otra cosa que abrir la boca cuando vio el destrozo; parecía que hubiese pasado un huracán por el salón.

Algo se movió detrás del sofá, ¿era una mano… eso que veía?

—¡Papá! —Fue hacia él, pero antes de que llegara escuchó su voz gritarle a su espalda.

—¡Alto ahí! —dijo Noelia, y seguidamente Jessica escuchó un sonido metálico; ella la estaba apuntando con un arma, estaba segura.

Levantó las manos y se giró lentamente.

La sonrisa perversa de esa rubia era triunfal; la tenía en sus manos. Y no había nadie que pudiese defenderla de ella en esos momentos.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Indecisa - Capítulo 19 (María Orgaz)

Capítulo 19

 

(María Orgaz)

 

Cuando Jessica escuchó aquellas palabras de la boca de su padre se quedó bloqueada. En su interior, sentimientos contradictorios luchaban, se sentía alegre pues era una desgracia que la chica llevase tanto tiempo en coma, pero otra parte de ella no pudo evitar que unos celos saliesen a la luz, pues era más guapa, había estado con Jack y probablemente pretendiese estar con él al haber despertado. Entonces recordó a Jack, tal vez ya lo sabía, a fin de cuentas, no le habían dado todavía el alta, que se lo darían un par de horas más tarde.

Lucius supo que su hija se encontraba en una encrucijada de sentimientos, y prefirió darle un poco de espacio para que pensara tranquilamente en sus cosas. Jessica no se movió, ni se percató de que su padre ya no estaba en la habitación junto a ella. Tan solo salió de su ensimismamiento cuando sintió que el móvil vibró en su mano.

Miró la pantalla, era la respuesta de Richard.

«Lo sé. Espero que esté mejor».

Se notaba que la noticia no era plato de buen gusto para él, pero que estaba tratando de ser educado. Pero todo había cambiado para Jessica tras la inesperada noticia. Así que no dudó en contárselo.

«Diana acaba de despertar, me lo ha dicho mi padre».

 

***

 

Richard estaba bastante contento de tener una relación un poco más cerca con Jessica, aunque el moreno de la Harley estuviese de por medio, era mejor tenerla así por el momento antes que no poder hablar con ella como había sucedido antaño. La noticia del alta de Jack le traía por el valle de la amargura, pues su competidor estaría al pie del cañón para tratar de arrebatarle a la chica de sus sueños. Cuando su adorada Jessica le escribió por WhatsApp que el motero chulito iba a tener aquel día el alta, sintió ganas de estampar el teléfono contra el suelo por la rabia, pero como se había prometido a sí mismo ser mejor persona, supo que debía ser educado, para no volver a discutir con ella. Lo que no podía haberse imaginado jamás era la inesperada noticia del despertar de Diana.

Estaba un poco confuso, ¿qué pasaría a partir de aquel momento? ¿Qué haría Jessica? ¿Y Jack? ¿Y Noelia? Porque si aquella víbora estaba con las uñas sacadas porque la angelical Jessica quería estar con Jack, ¿qué haría cuando se enterase de que la comatosa novia de su hombre había despertado? Desde luego todo era un auténtico lío ya de por sí, pero encima con aquella molesta y desagradable rubia, que era tan mala como el mismo diablo, era peor. ¡En qué hora había ayudado a aquella chica! Pues no solo no había conseguido tener a su lado a Jessica, sino que encima estaba estropeándolo todo cada vez que aparecía.

«Eres estúpido, Richard. Ahora esa maldita rubia lo complicará todo mucho más», se dijo a sí mismo. Tenía que tratar de ver la situación de otro modo, tal vez si conseguía limar asperezas con Jack podría cantar en el grupo sin matarse a hostias con él, y a lo mejor conseguía ganar puntos con Jessica.

De manera rápida y decidida se marchó hacia el hospital, pues seguramente pillaría al moreno todavía allí. Se le estaba ocurriendo una idea y tal vez era lo mejor que podía hacer en un momento así.

El camino hasta el hospital no fue largo, pero con tantas cosas en la cabeza a Richard le pareció un viaje eterno. Subió hasta la habitación de Jack donde esperaba encontrárselo para contarle su idea. Entró sin llamar y para su desgracia se le encontró a medio vestir, con los vaqueros sin abrochar y sin la camiseta puesta.

—Perdona, creí que estarías aún en la cama. No sabía a qué hora te daban el alta—se disculpó, pues no tenía intención de verle en paños menores.

—Nada, no te preocupes, me estoy vistiendo porque me han dado el alta ya. Aunque no eres la visita que esperaba que viniese a buscarme —comentó con extrañeza mientras terminó de vestirse.

—Lo imagino. Pero necesito hablar contigo de algo muy importante. —Se puso muy serio pues la ocasión lo merecía.

—No me digas que te has hecho gay y te has enamorado de mí —comentó bromeando y riéndose a carcajadas, mientras se sentaba en la cama para descansar un poco.

—En tus sueños...

La pequeña broma relajó un poco a los dos jóvenes, que se sentaron para poder hablar. Jack estaba bastante intrigado de ver que su competidor tenía una expresión extremadamente seria. Así que esperó a que hablara para salir de dudas.

—Mira, sé que tú y yo no nos llevamos bien. Pero lo cierto es que ambos compartimos varias cosas, como la pasión por la música, y a Jessica. Aunque tenemos algo más en común, y por desgracia es algo bastante peor que querer a la misma chica... —Richard no sabía cómo explicar todo lo que estaba rondando en su cabeza, necesitaba su ayuda y era una idea que le carcomía por dentro.

—Estás muy raro, y no comprendo lo que quieres decirme...

—Noelia es lo que pasa. ¡En qué maldito día quise hacerle caso! —Sabía que el motero le comprendería. Aunque no estaba seguro de si le ayudaría.

En cuanto Richard terminó la frase Jack abrió los ojos desmesuradamente. Aquella víbora había estado aliada con su competidor. Desde luego la situación prometía. Al principio, quiso pegarle una tremenda paliza, pues seguramente toda la situación con su querida Jess se había complicado por culpa de aquella unión. Pero si había ido a hablar con él, era porque estaba harto de Noelia, cerró los ojos y movió la cabeza a los lados mientras suspiró, no solo para calmarse sino porque comprendía perfectamente que estuviera desesperado por liberarse de aquella rubia sin escrúpulos.

—Ya decía yo que Noelia estaba más pesada y alegre que de costumbre...

—Creí que podría ayudarme a conseguir a Jessica y que así se alejara de ti. Me contó cosas horribles sobre tu pasado, aunque por lo que me he enterado, no eres tan mal tipo como creía. —Richard estaba hablando con total sinceridad. A fin de cuentas, de verdad había visto que el moreno no era tan mal chico.

—Desde que conocí a Noelia ha sido un tormento. Así que te entiendo y creo que te voy a ayudar.

Por primera vez, los dos chicos estaban de acuerdo en algo. Lo complicado era pensar en un plan para librarse de la rubia peligrosa, y además hacerlo de manera conjunta. Estuvieron hablando largo y tendido, pues Jack quiso enterarse de todo lo que había tenido que ver con Noelia, para saber hasta qué punto había influido en los últimos acontecimientos con Jessica.

—Bueno, entonces tenemos que tratar de alejarla de Jessica. Bueno, y de nosotros, ¡yo estoy harto de ella! —bufó Richard con enfado.

De repente la puerta de la habitación se abrió de golpe provocando un gran estruendo.

—Así que conspirando en mi contra... Jack tú eres mío. Además, Richard tiene que follarse ya a Jessica para que esa maldita niñata te deje en paz, o pagará ella las consecuencias —les amenazó Noelia con una sonrisa malévola.

—No te atreverás a tocarla o te juro que no respondo de mis actos. —Jack estaba más serio que nunca.

Noelia se acercó a él con los ojos entrecerrados. Mientras él continuaba sentado al igual que Richard que la observaba con odio, pues por su culpa toda la situación estaba del revés. Noelia sacó una navaja y se la clavó a Jack en el estómago, sin que ninguno de los dos jóvenes pudiera reaccionar a tiempo pues no se lo esperaban.

—Si no eres mío no lo serás de nadie —escupió antes de sacar la navaja del estómago del joven motero y ver cómo empezaba a sangrar.

Noelia se marchó corriendo dejando a Jack malherido y a Richard bloqueado por lo que acababa de suceder. No se esperaban algo así. Jack se retorció de dolor mientras todo se manchaba de sangre. Tras unos segundos, Richard consiguió volver a ser él mismo y trató de ayudarle. Cogió una de las sábanas de la cama para tratar de taponar la herida.

—¡Aguanta, voy a buscar ayuda! —gritó mientras salió al pasillo a pedir ayuda.

Cuando salió por el pasillo con las manos ensangrentadas se chocó con alguien. Era Jessica que, al verle nervioso, gritando y con las manos cubiertas de sangre abrió desmesuradamente los ojos.

—¿Estás bien? ¿Por qué vas cubierto de sangre?, ¿te has pegado con Jack? —preguntó ella de forma atropellada.

—¡Jack necesita ayuda! —gritó corriendo por el pasillo para buscar ayuda.

Jessica entró en la habitación y se encontró a Jack sangrando por el estómago y tratando de taponarse la herida con la sábana que le había dado Richard. Abrió desmesuradamente los ojos mientras se acercó a él para intentar socorrerle. A los pocos segundos, Richard volvió con un médico para que atendieran al joven moreno.

Estuvieron curándolo mientras los dos jóvenes tuvieron que esperar en el pasillo. No sabían lo grave que podía estar, sobre todo la muchacha que había llegado en medio de la confusión. Richard le relató la historia a Jessica, que empezó a llorar por la preocupación y angustia. Pasados unos minutos, el médico salió de la habitación y los dos jóvenes se abalanzaron sobre él para tener noticias de Jack.

—Doctor, ¿cómo está Jack? —preguntaron a la vez con angustia.

—Ha perdido mucha sangre, pero habría perdido más si no le hubierais ayudado a taponarla. Pero no había causado daños demasiado graves. Evidentemente, necesita estar ingresado para recuperarse y que se sequen los puntos —explicó el doctor con calma.

—¿Puedo pasar a verle? —Jessica no podía contener las lágrimas.

—Podéis pasar, pero solo cinco minutos, necesita descansar. Y por favor, no le alteréis.

Jessica y Richard pasaron con cuidado a la habitación, donde Jack estaba tumbado con los ojos cerrados y un gran vendaje en el estómago. La muchacha se acercó a él y le acarició la mejilla con el dorso de su mano. Al sentir el tacto, Jack abrió los ojos lentamente.

—Hola... —dijo un poco adormilado.

—¿Cómo te encuentras? —Richard preguntaba de manera sincera, se había asustado mucho al ver tanta sangre. Sangre que aún tenía en sus manos.

—Como si me hubieran apuñalado... —dijo intentando poner tono chistoso—. Gracias por ayudarme, Richard.

Jack y Richard se miraron a los ojos durante varios minutos, con gesto serio pero amistoso. Aquel ataque había influido en ambos de una manera que ninguno de los dos hubiera esperado.